Cuando vi por primera vez a Belén y a Fernando sentí que eran una pareja diferente y que buscaban algo que fuera como ellos.  A medida que me daban mas detalles de su boda, crecían las ganas de ser la persona que reflejara en imágenes lo que sienten el uno por el otro. Una boda pensada para estar y disfrutar de sus familiares, de amigos, de personas que no les importa venir desde muy lejos para estar ese día con ellos.
Y esto es lo que tiene hacer un boda diferente, que el orden de los productos no altera el resultado. Y así empezamos hoy con la sesión de pareja por los montes de Jaca, donde en un pequeño oasis, pudimos tener una luz estupenda para iluminar cada caricia y cada mirada de complicidad de esta pareja.
Enhorabuena y muchas gracias por pensar en mi desde el Polo Norte.